¿Qué puedo hacer yo? Mi decálogo


Esta semana nos enfrentamos a un ejercicio de reflexión: ¿qué podemos hacer cada una de las personas, desde nuestra posición como empleadas o empleados públicos, para impulsar la igualdad entre mujeres y hombres?


En multitud de ocasiones infravaloramos la repercusión que tienen, en la lucha por la igualdad, los pequeños gestos e iniciativas que podemos desarrollar individualmente en nuestro día a día y tendemos a pensar que sólo las políticas de alto nivel pueden cambiar a la Sociedad. Ciertamente, es imprescindible ese marco general que guíe a empresas, administraciones públicas y colectivos pero nosotras y nosotros somos también responsables de crear y fomentar un clima propicio en nuestro entorno. Tras reflexionar sobre el tema os presento mi decálogo personal:

 

1.      Ser parte activa en la sensibilización, no sólo en la propia sino también en la del resto de compañeros y compañeras: comentando la disponibilidad de los cursos en igualdad que facilita la AGE, contando mi experiencia positiva, descubriéndoles facetas de su trabajo en las que podrán aplicar dicha formación…

2.      Esforzarme en integrar en mi día a día el uso no sexista del lenguaje. Tomar conciencia de la fuerza que podemos hacer si todos y todas nos lo tomamos en serio.

3.      Activar mis gafas violetas para detectar posibles situaciones de desigualdad entre hombres y mujeres de mi entorno laboral, y poner los medios para dar una solución.

4.      No permitir que se pasen por alto comentarios o actitudes machistas.

5.      Facilitar la configuración de grupos de trabajo diversos en los que se valoren y reconozcan las diferentes habilidades de sus integrantes.

6.      Animar a mis compañeras a optar a puestos de responsabilidad y proponerlas como candidatas a esos cargos, si tengo oportunidad.

7.      No programar reuniones fuera del horario laboral para no perjudicar la conciliación (propia y ajena).

8.      Fomentar que en mi organismo se integren los análisis desagregados por sexo, de manera que se pueda analizar cuál es la situación de la que se parte y, posteriormente, reflexionar a qué situación queremos llegar. Aplicar algo que he aprendido en este curso: “Lo que no se mide no existe; lo que no existe no se puede mejorar”.

9.      Pensar de qué forma podemos transversalizar el género en nuestros proyectos. En algunos campos puede ser una cuestión compleja detectar cómo hacerlo; pero recordar que algo tan aparentemente poco relacionado como “la forma en la que se quita la nieve de las calles” influye en nuestras vidas me hará abordar la tarea con más fuerza.

10.  Conocer el Plan de Igualdad de mi organismo, reflexionar sobre sus objetivos y plantearme de qué manera puedo contribuir a su consecución.


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